Del 5 al 8 de diciembre se celebrará en el Palacio Gótico del Real Alcázar de Sevilla la XXXIX Exposición de Dulces de Conventos de Clausura de Sevilla en la que participarán veinte monasterios, siete de la capital y trece de la provincia, uno más que el año pasado. Por primera vez acude el convento de carmelitas de San Pedro de Osuna. Este año variará algo el desarrollo de la muestra en su inicio.

El martes día 5, muy temprano, llegarán los dulces conventuales que recibirán los voluntarios. A lo largo de la mañana montarán con ellos los puestos, y desde las tres a las siete de la tarde la muestra abrirá sus puertas al público. El miércoles 6, día de la Constitución, a las nueve y media de la mañana el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Sainz Meneses, y el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, inaugurarán la exposición en presencia de las voluntarias y voluntarios. Tras la bendición por parte del señor arzobispo, la muestra se abrirá al público a las diez de la mañana. Estará abierta hasta el día 8, inclusive, de diez de la mañana a siete de la tarde, en horario ininterrumpido, con entrada al Alcázar por el Apeadero del Patio Banderas. En la puerta de este último el Ayuntamiento pondrá villancicos para atraer al público.

Esta exposición, que es ya una tradición en el puente de la Constitución y la Inmaculada, supone el ingreso más importante del año para los conventos. El público tiene la oportunidad de encontrar reunidas las especialidades de veinte conventos, que incluyen desde los más antiguos y famosos a los más novedosos e innovadores, elaborados siempre con productos de calidad.

Este año la imagen de la muestra son los dulces de las carmelitas de Santa Ana, que llevan elaborándolos para su sustento desde 2004, diecinueve años ya. Su especialidad más antigua, que hacían para obsequiar a los bienhechores, son las mantas, que tienen como ingredientes harina, huevo, aceite y miel. A estas riquísimas frutas se les da forma en la sartén. Se echan en el aceite caliente como si fueran una zapatilla larga y con dos espumaderas se les da la forma, volviendo las puntas para el centro. El último paso es meterlas en miel. También tienen mucho éxito sus pestiños, muy pequeñitos de tamaño y de sabor exquisito. Otros dulces que mandan a la Exposición son borrachuelos, elaborados con masa y rellenos de cabello de ángel; trufas, roscos fritos y magdalenas. En el torno, además de todos los dulces citados, venden empanadillas fritas de cidra.

El día que ABC de Sevilla visitó el convento de las carmelitas de Santa Ana estaban dando forma a los pestiños. Es de admirar el fino grosor de la masa y la destreza con que las hermanas más jóvenes la convertían en bocaditos perfectos que son toda una tentación por su sabor. En el Carmelo de Santa Ana viven actualmente 15 monjas, siete españolas, seis colombianas y dos guatemaltecas. La priora es Sor María Isabel, y junto a ella nos recibieron las antiguas prioras Sor María Teresa y Sor María de Cristo Rey, así como las jóvenes colombianas Sor Anlly, Sor María Isabel y Sor Lisha, y Sor María Ofelia, guatemalteca.

Jardin

El obrador de Santa Ana está en unas dependencias en el jardín del convento. Las construyeron para lavandería, que era la actividad que tenían entonces, y desde hace 19 años son un espacioso y luminoso obrador rodeado de limoneros y naranjos.

Ellas antes se dedicaban al bordado en oro, y también al lavado y planchado de ropa, pero como apenas lograban mantenerse con esas actividades se decidieron a hacer dulces como medio de vida. Ya no bordan en oro ni hacen zurcidos y el lavado y planchado de ropa que realizan ahora es únicamente para parroquias e iglesias.

El Carmelo de Santa Ana se fundó en la localidad onubense de Paterna del Campo, y se trasladó a Sevilla en 1564. Desde 1606 las carmelitas están en la calle Santa Ana. En 1837 se unieron a ellas veinte monjas carmelitas calzadas del monasterio de la Encarnación de Belén, ya desaparecido, que estaba en el norte de la Alameda. La Revolución de 1868 expulsó a las monjas, que fueron acogidas en San Leandro, y en 1875 volvieron a su casa. Desde la pandemia atienden diariamente con bocadillos y café las personas que les piden ayuda.



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