CORONAMOS la cumbre de este 2023 y echamos un vistazo a lo ocurrido desde enero hasta este día. Una visión centrada mayormente en el fútbol según Sevilla y nos encontramos con la paradoja de que la cumbre más importante aparece en la primavera húngara, especialmente en un punto geográfico llamado Ferenc Puskas Stadion, lugar donde el Sevilla logra la Liga Europa por séptima vez tras una LaLiga paupérrima.
Tocó el Sevilla la gloria con la llegada de un vasco recio que llama a las cosas por su nombre para ocupar el sitio que antes fue de Julen Lopetegui y después de un histriónico vendedor de humo que descompuso el reloj mucho más de lo que ya estaba. Paralelamente, en la otra orilla iba moviéndose la tropa bajo el mando de un chileno pragmático que ya le había dado un título al Betis. En su tercer año de verdiblanco, Pellegrini seguía convirtiendo en oro el cobre que tocaba.
Y la vida en ambas aceras continuaba sin alteraciones, o con muchas alteraciones. Por ejemplo, en el caso sevillista se pagaba el hecho de haber fichado a un entrenador con la nariz tapada, por lo que fue defenestrado como con prisas y sin recordar todo lo bueno que aportó en una primavera histórica. A todo esto, Monchi se trasladaba de San Bernardo a Birmingham y ya nada sería igual en un club dominado por el cainismo de una guerra en la que hay hasta brotes fratricidas.
Demasiados dientes de sierra a la hora de gestionar un club, pasando de entrenadores camelísticos a honrados profesionales para recaer en otra trampa sudamericana y estar ahora todo en manos de Quique Flores, un profesional competente. Y siguiendo el paralelismo, en el Betis de la gestión bien ordenada se pagó en Europa la confección de la lista de jugadores y se mantiene fuerte en el torneo doméstico. ¿Qué deparará 2024? Nadie lo sabe pero sí se sabe que llega bisiesto.