A finales de junio, una pregunta recurrente formulada a las instancias superiores del Real Betis Baloncesto no encontraba respuesta tajante. Bien al contrario, se dejaba abierta la puerta de la duda… por si acaso. «¿Saldrá el club la próxima temporada a competir en la LEB Oro o la LEB Plata es una posibilidad?», se cuestionaba. Y la afirmación de que saldría en Oro no venía acompañada al principio (luego sí) del respaldo absoluto de la seguridad. Tales eran las dudas acerca del presupuesto con que se articularía un proyecto que fue en su germen de perfil bajo, de los más modestos de la segunda categoría del baloncesto español, hasta que el viaje de pretemporada del Real Betis Balompié a la ciudad mexicana de Guadalajara lo cambió todo abriendo una ventana a la esperanza.

Fueron los dirigentes verdiblancos quienes buscaron a los responsables del conglomerado Xoy para zanjar un trato que se había estancado desde el descenso y se retomó entonces, para cerrarlo, a principios de agosto. El Betis, definitivamente, quería darle salida al baloncesto y lo hizo traspasando su gestión a través de la venta pero quedándose con la marca en un acuerdo a diez años. Con el riesgo que ello conllevaba: en las victorias, pero también en las derrotas, el Betis continuaría saliendo en las noticias vinculado al equipo de baloncesto. A este respecto, el CEO verdiblanco, Ramón Alarcón, defendió esa operación a preguntas de los accionistas en la junta general del 19 de diciembre explicando el ejecutivo las bonanzas de un acuerdo con el que el Betis, adujo, sale ganando económicamente.

Desde el punto de vista de la gestión deportiva, lo que más le interesa al sufrido aficionado, lo cierto es que se ha pasado de la casi absoluta parálisis del inicio del verano al frenesí en el capítulo de entradas y salidas de jugadores como fiel reflejo de la ambición de Xoy por darle un giro de tuerca radical al proyecto en busca del ascenso. Desde el 6 de julio, día del nombramiento oficial de Javier Carrasco como responsable del banquillo, se han registrado en la plantilla casi 30 movimientos entre fichajes y rescisiones de contratos de jugadores y entrenadores. Una media de cinco operaciones al mes. Se trata de una planificación en cuatro fases que aún no ha concluido, ya que se está a la espera del anuncio de la desvinculación de Roko Rogic. De la primera fase, que se ejecutó aún bajo la propiedad del Betis y con Armando Guerrero y Javi Carrasco mano a mano en el rastreo del mercado haciendo encajes de bolillos con el más que discreto presupuesto disponible, quedan tres jugadores: Pablo Marín (su ficha ya no aparece en la web de la LEB Oro), Domènech y Dedovic. Aunque en realidad son cuatro con Magassa, que por una grave lesión de rodilla se pasará la temporada en blanco.

Visto y no visto

Sin embargo, las tres contrataciones más llamativas de aquella tanda inaugural son ya historia. El primero en ser cortado, en plena pretemporada, fue Dylan Frye (sigue a estas alturas sin equipo) y ese mismo camino siguieron luego Cameron Krutwig, que está dando un gran rendimiento en el Força Lleida; y Caio Pacheco, el base-escolta brasileño que cayó lesionado el 15 de octubre, en Logroño, y justo dos meses después, el 15 de diciembre, fue convocado para el choque contra el Grupo Alega Cantabria en San Pablo. Se pensó entonces que continuaría en Sevilla, pero nada más lejos de la realidad. No sólo está fuera del Betis sino que ha fichado por el Grupo Ureta Tizona de Diego Ocampo. Cierto es que Pacheco, más allá de sus innegables cualidades físicas, no dejó las mejores sensaciones en sus escasas apariciones con la camiseta verdiblanca, pero también que apenas dispuso de tiempo para adaptarse a una categoría que, como Krutwig, desconocía.

Los otros jugadores que han abandonado el equipo son Nikola Rakocevic, Ismael Romero y Roko Rogic, que recalaron en el club gracias al respaldo financiero de Xoy. El escolta formado en los escalafones inferiores del Real Madrid fue, de hecho, la primera adquisición de la era mexicana mientras que Rogic vino como sustituto de Frey y Romero, el extracomunitario que ocupó la plaza de éste para que ejerciera de mascarón de proa del equipo. Un tipo con carácter y supuesta jerarquía tanto en el vestuario como en la cancha. Sin embargo, fue la del cubano-puertorriqueño una apuesta fallida que le cambió el paso a la dirección deportiva verdiblanca. Un área que toma las decisiones de manera colegiada entre Iván Déniz, Armando Guerrero y el analista de datos del grupo Xoy. Con el despido de Javi Carrasco se elevan de momento a siete las rescisiones de contrato desde la pretemporada.

La segunda fase de la planificación se cerró con las contrataciones de Pablo Almazán, Kuksiks y Joaquín Rodríguez. El capitán sólo pudo jugar la primera jornada. Se lesionó en un entrenamiento y, tras un largo periodo de bajas, regresa este sábado al equipo. Kuksiks, por su parte, es un ala-pívot de juego unidimensional, por su marcada vocación triplista. Rodríguez, que por los trámites burocráticos de su nacionalización española no pudo debutar hasta la quinta jornada, se está convirtiendo en uno de los jugadores más importantes del perímetro.


Barnes, botando y dirigiendo un ataque en el partido contra el Grupo Alega Cantabria


RAÚL DOBLADO

Tres exteriores

Como el equipo no arrancaba y se puso con 0-3 tras la derrota con el Movistar Estudiantes, el Betis activó la tercera fase de la planificación con las incorporaciones de un base (Jordan Barnes), un escolta (Eddy Polanco) y un alero (Hanzlik), éste en calidad de cedido por el Baskonia. El primero relegó de la rotación a Pablo Marín, el segundo llegaba para ocupar la vacante del lesionado Pacheco y el tercero, para aportar más tiro exterior en una posición desguarnecida desde la baja de Almazán. El que mejor rendimiento ha ofrecido de esta tripleta es Polanco, si bien ha perdido peso en el equipo en los últimos partidos desde la llegada de Frazier.

Este jugador, un escolta que puede jugar de base, activó la cuarta fase de la planificación, estrechamente vinculada a la liga mexicana. Entremedias se firmó a Berzins para dotar de más altura al juego interior. Por razones obvias que no hace falta explicar, el mexicano es el mercado que mejor tiene escrutado Xoy. De hecho, la aventura deportiva del grupo comienza con la adquisición del Libertadores Querétaro, que ha alcanzado las semifinales ligueras bajo la dirección en el banquillo de Iván Déniz, máximo responsable deportivo del conglomerado.

Acabada la competición, de esa liga han recalado en el Betis otros tres jugadores: Frazier, Wembi y Faggiano, que han abordado el puente aéreo entre Querétaro y Sevilla que inauguró Romero. El primero es un jugador que asume mucho volumen de tiro y el segundo, un interior de buena planta física del que se esperan mejores prestaciones que las ofrecidas en Cáceres, donde fue superado por sus pares. Aunque tengan calidad, hay un elemento que puede ser determinante: el nivel de competitividad de la LEB Oro es mayor que el de la liga azteca. Hay que adaptarse y no todos lo consiguen. Véase el ejemplo de Romero.

  • Fichajes/regresos tras cesiones (22): Javier Carrasco (ent.), Pablo Marín, Ibrahima Magassa, Dylan Frye, Cameron Krutwig, Adrià Domènech, Nedim Dedovic, Caio Pacheco, Roko Rogic, Pablo Almazán, Rihards Kuksiks, Joaquín Rodríguez, Nikola Rakocevic, Ismael Romero, Jordan Barnes, Eddy Polanco, Ondrej Hanzlik, Kaspars Berzins, Branden Frazier, Lucas Faggiano, Emmanuel Wembi, Bruno Savignani (ent.).

  • Desvinculaciones oficializadas (6): Dylan Frye, Cameron Krutwig, Ismael Romero, Nikola Rakocevic, Caio Pacheco, Javier Carrasco (ent.)

El último fichaje en ultimarse hasta la fecha ha sido el del veterano base italo-argentino Lucas Faggiano, que viene como reemplazo de Rogic y presenta como mejor aval su conocimiento tanto de la Liga Endesa como de la LEB Oro. Será su tercera aventura en España tras las protagonizadas con el Gipuzkoa Basket y el Movistar Estudiantes. Así que, contando a Savignani, el Betis Baloncesto ha realizado un total de 22 incorporaciones para su primera plantilla en los últimos seis meses. Una revolución ejecutada en cuatro fases, como se ha descrito en este análisis, que ha convertido en el club el cambio en norma por ese ansia de conformar la plantilla más competitiva posible.

Xoy está muy activo, no cabe duda, y ha agitado el vestuario en busca de los resultados que hasta la fecha se le niegan: cuatro victorias en diez jornadas constituyen un ritmo que apenas alcanza para atar la permanencia. Sin embargo, la posibilidad de llegar a la zona de play off no se desestima, ni mucho menos. Hay que acelerar. Para empezar, aprovechando este sábado la visita al Baloncesto Fuenlabrada. El último partido de un año histórico, con muchas decepciones y contadas alegrías en un Betis Baloncesto que sigue buscándose a sí mismo.



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