Cuando se inicia el mes de octubre, el campo cordobés afronta dos de sus más importantes campañas, como son las del olivar y la de los cítricos. Al igual que ocurre con el aceite, en el caso de la naranja también se espera una importante reducción de su cosecha, siendo este el segundo año consecutivo en el que esto tienen que lugar. Las causas son la baja pluviometría, las mínimas dotaciones de agua para el riego y las altas temperaturas que se registraron en primavera.
Con algo de retraso a lo que viene siendo habitual, los trabajos de recolección ya han comenzado en algunas explotaciones de la Vega del Guadalquivir, donde se reparten unas 12.000 hectáreas sembradas con este cultivo en municipios como Palma del Río, Hornachuelos, Fuente Palmera o Posadas.
El aforo de la campaña 2023-2024 que dio a conocer hace algunas semanas la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural auguraba para Córdoba una producción de 187.704 toneladas frente a las más de 233.000 que se recogieron en la temporada anterior, lo que supone un descenso cercano al 20 por ciento.
Esta bajada solo se ve supera por la prevista en Sevilla, que supera el 22 por ciento, y en Granada, que sobrepasa el 20 por ciento. La pérdida en el conjunto de Andalucía se espera que sea de únicamente del 1,7 por ciento, ya que territorios como Almería o Huelva apuntan a subidas de hasta el 25 por ciento, en ambos casos.
La propia Administración autonómica es consciente de la situación complicada que atraviesan estas plantaciones al señalar que «la intensa ola de calor y la falta de lluvias de inicios de la primavera condicionaron la floración y cuajado, afectando principalmente a las provincias de Córdoba y Sevilla».
Los técnicos del departamento de Carmen Crespo (PP) apuntaron que «se observa un desarrollo irregular de los frutos según las comarcas, con calibres pequeños como normal general debido a la falta de agua». Hay que recordar que las aportaciones hídricas aprobadas para el pasado periodo estival por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se redujeron a la mitad.
Asaja lamenta que «el aforo de la Administración autonómica se ha quedado obsoleto, sobre todo en las variedades tardías»
En Asaja coinciden con la Junta en que la campaña de cítricos será «muy floja», pero son bastante más pesimistas en sus previsiones de cosecha. El técnico de la patronal agraria, Eduardo Eraso, aseguró que «nuestras estimaciones son peores por las sensaciones que nos han ido trasladando los agricultores en las últimas semanas, de modo que estimamos la merma de la producción podría ser de hasta un 40 por ciento».
«El sector cree que el aforo de la Administración autonómica se ha quedado obsoleto, sobre todo en lo que se refiere a las variedades tardías que se comenzarán a recolectar a partir de febrero». Desde su punto de vista, la sequía y las inusuales altas temperaturas que se registraron en abril y en mayo son los principales factores que justifican estas previsiones.
Eraso apuntó que la lonja agraria de cítricos aún no celebrado ninguna reunión (se espera que la primera sea esta semana) debido a la escasez de operaciones, aunque «mi opinión es que los precios se mantendrán en unos niveles similares a los de la pasada temporada», que se cerró con cotizaciones especialmente altas debido a las menores existencias disponibles en el mercado.
«Observamos con enorme precaución el hecho de que el consumo de naranjas en fresco es cada vez menor en España, salvo en la época del Covid, cuando las ventas sí aumentaron por las reconocidas propiedades saludables de esta fruta», recalcó este experto.
Por su parte, el presidente de la asociación profesional Palmanaranja, Antonio Carmona, indicó que los motivos del retraso del inicio de la campaña hay buscarlos en las lluvias de los últimos días, que han impedido realizar los trabajos con normalidad, y en el hecho de que el rendimiento de la fruta en zumo era bajo respecto a los estándares establecidos.
La Junta observa «un desarrollo irregular de los frutos según las comarcas, con calibres pequeños debido a la falta de agua»
En cuanto a las expectativas de producción, el directivo señaló que «estas primeras semanas nos han servido para constatar que nos enfrentamos a una muy importante merma de la cosecha final». Sus cálculos son que la naranja recogida podría ser en torno a la mitad a la media correspondiente a la última década, «una de las más bajas que se recuerdan».
El también gerente de Sunaran declaró que, ante este escenario, «estamos intentando trasladar a los mercados un nivel de precios adecuado con el fin de que el agricultor pueda obtener algo de rentabilidad».
Carmona informó de que en los últimos días se han mantenido reuniones con senadores y diputados del PP y con el delegado provincial de Agricultura, Francisco Acosta, en las que les han trasladado la necesidad de que se aprueben ayudas directas para el sector, «teniendo en cuanta los graves perjuicios para los productores y la industria causados por las dos campañas de baja cosecha que vamos a acumular».