Con el mercado de invierno a la vuelta de la esquina, desde el 1 de enero los jugadores que acaban contrato en junio con su club pueden empezar a negociar con quien quiera con libertad. Es el caso de Guido Rodríguez, que tiene la sartén por el mango, con el que el Betis lleva tiempo, demasiado, negociando por una renovación que parece estancada. El club no dio el paso cuando debía y al final del curso de 2021-22, cuando levantó la Copa del Rey tras una gran temporada, pudo renovarlo. Era el tren bueno, incluso al siguiente verano antes del Mundial, pero la entidad fue dejando pasar el tiempo y, pese a las buenas intenciones de unos y otros, lo cierto es que el futbolista podría irse gratis en junio.
Es lógico que tras los rumores surgidos por el interés del Atlético para incorporarlo en la próxima ventana de fichajes unos y otros se hayan desmarcado. ¿Para qué ficharlo ahora pagando si en unos meses sale a coste cero? ¿Por qué perder dinero en una renovación cuando el jugador puede embolsarse incluso una prima por fichaje? Guido Rodríguez, camino de los 30 años en abril, sabe que está ante su gran contrato. El primero y el último, seguramente, después de pasar de River Plate al Tijuana mexicano y de ahí al América, desde donde llegó al Betis en enero de 2020 reservándose el club azteca un 30% de sus derechos.
Lo cierto es que la renovación de Guido Rodríguez por el Betis se ha convertido en una laberinto con dos salidas: continuidad de verdiblanco o salida en junio. Ya en diciembre del año pasado, Ángel Haro, presidente del club, confiaba en cerrarlo todo tras el Mundial de Qatar: “Estamos contentos con él y nos gustaría ampliar la relación contractual. Yo creo que él está contento. También puede haber oferta importante y hay que valorar todas las opciones”, confesó el dirigente con la esperanza de que llegara alguna propuesta de ésas fuera de mercado ese invierno.
Hace un mes Haro aseguraba que no le gustaría “tener un jugador que estuviera aquí un año y quedara libre”
Pasaron las semanas y los meses y el pasado verano el jugador entraba en su último año de contrato: “Es un jugador muy importante para nosotros. Llevamos más de un año intentando esa renovación… Estamos negociando por ello y es lo que nos gustaría. Si no fuese posible habría que valorar una salida. No tiene sentido que un jugador se quede un año para poder irse libre. Hay buena voluntad, pero estamos en esa negociación que ya lleva tiempo”, decía Haro el pasado agosto, apuntando “una buena voluntad” de las partes, aunque consciente ya de que “esa negociación ya dura tiempo”.
El discurso del presidente no cambió un mes después y en septiembre volvía a posponer las negociaciones: “Guido ha tenido un final de mercado complicado y complejo. Hay que dejarlo que se oxigene un poco y luego tendremos conversaciones con él”. Hasta el final del mercado hubo opciones de que fuera traspasado, pero no hubo acuerdo y el Olympique de Lyon acabó picando con Paul: “Guido es un jugador interesante. No sólo desde Francia, hay un par de opciones. A nosotros nos gustaría renovarlo, lo que no me gustaría es tener un jugador que estuviera aquí un año y quedara libre. Eso hay que entenderlo. Si renovara, encantado; y si no renovara lo más lógico sería una salida. Nos gustaría, en la medida de lo posible, mantenerlo, pero tampoco quiero tener un jugador un año entero y que se vaya libre, eso es razonable”, afirmaba el máximo mandatario bético en septiembre.
En octubre, Guido Rodríguez fue cuestionado sobre su situación y fue muy claro: “Estoy contento, estoy feliz acá, mi familia también y estoy agradecido con el club. Yo entiendo la parte y los intereses del club y ellos entienden los míos. Estamos en conversaciones, nos decimos las cosas de frente y nos respetamos”, dijo antes de hablar sobre su futuro en La Capitana, programa que dirige Sandra Vega (mujer de Andrés Guardado): “Es verdad que en verano estaba el mercado y ahora termino contrato esta temporada. Estamos ahí viendo qué es lo que pasa. Es una decisión difícil. Aquí se vive bien, tenemos buen grupo, está bien el equipo y mi hijo va a nacer aquí”, afirmaba el argentino.
El futbolista argentino llegó en enero de 2020 y el América se guardó un 30% de un posible traspaso del jugador
En la misma línea se expresaba Haro en esas fechas: “Nos sentaremos y veremos también qué opciones tenemos las dos partes. Pero también siempre desde el respeto al jugador, el jugador también respeta al club. Y tenemos que seguir hablando. Y no sé, probablemente en breve sabremos si en un sentido o en otro tenemos noticia”.
Pero la verdad es que sigue sin haber noticias. Lo último en este caso de tiras y aflojas sin entente son las declaraciones de Ramón Alarcón, CEO del club, en su viaje a México la pasada semana: “Estamos en negociaciones. Hay días que creo que vamos a llegar a buen puerto y otros en los que, puede que le llegue una opción que no pueda rechazar y ya no continúe con nosotros. Intentaremos que siga con nosotros y si no, desearle todo lo mejor”, dijo el directivo casi resignado, lejos del “no quiero tener un jugador un año entero y que se vaya libre”, afirmó Ángel Haro hace sólo unos meses. El laberinto se queda a estas alturas con pocas salidas.