NI un verde como ese verde, ni un cielo como ese cielo; ni un aire más transparente que el que ha despejado el viento. Vuelve la luz a tener la hermosura de lo nuevo, y todo dentro de ella tiene perfiles perfectos. Todo parece pintado en el natural abierto. Lo hermoso que tiene el campo nos parece contrahecho. ¿Qué pasó para este cambio? Que Dios nos bajó lloviendo. Son otras las naranjas, y son otras las plantas todas. El acanto, que por más riegos no acababa de levantar, es ahora un esplendor de preciosas hojas que revientan de verde en la estrechez del arriate. Y así, los agapantos, y el arrayán, y los cactus, y el perejil, y la yerbabuena…… Ver Más



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